La cita fue a las cuatro de la madrugada. Con dos horas de sueño, partimos rumbo a la finca del cowboy ecuatoriano. La misión del grupo: filmar el corto. La mía: sostener el micrófono y perseguir sonidos.
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Las primeras tomas |
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Ajustando sonido |
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Nuestro Cowboy |
Pensé en lo traviesa que es la vida. Durante mi adolescencia fui a una escuela de arte, el I.V.A., donde hice una especialización de dos años en medios audiovisuales. Pensaba que iba a estudiar cine, pero al final fui por otro rumbo. Casi veinte años más tarde me encontré vivenciando lo que creí que ya no viviría: participar de un set de filmación.
Fue como jugar. Se generó un círculo mágico en el que no importaba que fuera mi primera vez: yo era la microfonista! Entonces encarné mi papel lo mejor posible.
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Mi compañero fiel |
Fue muy interesante ver cómo sobre el contacto con la realidad, la idea planeada se fue transformando y los chicos se mostraron flexibles, disfrutando de encontrar nuevas tomas o rumbos para la historia.
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el storyboard |
Nuestro anfitrión y protagonista fue Fer Bola, que en su terreno tiene una fábrica que diseca frutas. Luego de dos horas de filmar, el desayuno con sus frutas fue el mejor premio que podíamos recibir!
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Desayuno de lujo |
Fueron dos días de bella convivencia, de disfrutar de paisajes increíbles y participar de un proceso creativo lleno de risas, locuras y buena onda.
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Luz, cámara, acción! |
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La casa |
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Deliverando cambio de planes |
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La cocina |
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Santi |
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Kalo y Mari |
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El paisaje |
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Exteriores |
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Fer Bola |
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Escenas |
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Santi y Mari |
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The cowboy |
Quedé feliz de haber compartido tan linda experiencia con Santi, Kaloyan, Mariela, Fer Bola y su familia. También agradecida con la magia del viaje, que me hace vivir situaciones enriquecedoras e inesperadas.