martes, 29 de enero de 2013

Bendiciones antes de partir...

Cada objeto suele remitirnos a algo, a algún momento de nuestra historia, a un vínculo, a la identidad que fuimos construyendo.
Hoy les voy a hablar de dos objetos sumamente diferentes entre sí, pero que a mí me significan cosas parecidas.
El primero es una Victorinox. Recuerdo las vacaciones de camping y cómo ese objeto pequeño encerraba la solución para innumerables problemas. Por supuesto, solo la manejaba mi papá, era peligrosa. 


Revivo la sensación de admiración y desear intensamente tenerla.... pero claro, se trata de un elemento "para hombres", entonces no era algo que pudiera recibir de regalo nunca.... hasta que mi amigo Frank, escuchando mi anhelo, me regaló una mini, para mi viaje, ¡Un amor!
La noche antes de partir, mi papá me dijo: voy a ver qué puedo darte, que pueda servirte. Inmediatamente y con la picardía de cuando era chica, le dije: ¡tu Victorinox! Para mi sorpresa, me respondió que sí. Cuando me la dió me brotaron lágrimas. Sentí que era la bendición para mi viaje.
Luego me dio otras cosas útiles, entre ellas un bolsillito invisible guarda dinero que había hecho mi mamá ¡hace más de treinta años! Está confeccionado con un pañuelo, cinta bebé y cosido a mano. Sobrevino más emoción aún. Desde algún lugar ella sigue presente y me acompaña, también, en este periplo.


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