sábado, 29 de junio de 2013

Peripecias en el periplo

Mientras viajaba a Cafayate no sabía qué iba a hacer. Me quedaría una noche? Seguiría a Salta? Tenía el contacto de Toño, un amigo de mi amigo Ricky que podría darme una mano si mi deseo era trabajar en esa ciudad.
Al bajarme del autobús estaba Emma, una de las dueñas del hostel Backpackers, en el que me hospedé en octubre del año pasado. Me invitó a tomar unos mates y no pude decir que no. Siempre es lindo volver a encontrarse con gente buena onda en los viajes.
Me comuniqué con Toño y nos encontramos un ratito para conocernos y que le cuente cual era mi idea.
Toño es una de las personas más gentiles que conocí y me dio una gran ayuda durante toda mi estadía.
A la media hora de haber llegado a Cafayate se declaró paro nacional de transporte. Eso significaba que lo quisiera o no, tendría que quedarme en la ciudad del vino.
Por la noche se armó una cena comunitaria, en la que se escuchaban casi todos los idiomas del planeta.
Luego me fui a dormir. Estaba muy cansada. El problema surgió cuando todos los demás decidieron hacer una especie de fiesta y, hasta las cuatro de la mañana sonó la música a todo volumen. Los gritos que se escuchaban eran de los "chicos" jugando al juego de la oca, no sabía si reírme o dejar salir al increíble Hulk de mi interior.
Por la mañana, en el desayuno, conversé con Marta, una española que también fue víctima de la noche ruidosa." Casualidad, destino, coicidencia? quién sabe!" Hicimos causa común y decidimos buscar otro hostel para hospedarnos. Fue un día dedicado a gestiones: buscar hostel, averiguar como continuar viajando a pesar del paro que era por tiempo indefinido.
Al enterarse de la tremenda noche que pasamos, cual ángel de la guarda, Toño nos ofreció hospedarnos en su casa y, a partir de ahí Cafayate se tornó más amiga.
Al día siguiente hicimos la excursión a La quebrada de las conchas. Qué belleza!











En el Anfiteatro disfrutamos de un concierto en vivo.



Conocims a Cecilia, una argentina que esta viviendo en Australia, muy buena onda, con la que luego de la excursión compartimos una cena deliciosa cocinada por nosotras en su hostel.
Cecilia y Marta

Al día siguiente conseguimos un remis que nos llevo a la ciudad de Salta por el mismo valor de los micros. Nuestra intención era llegar a Orán y luego cruzar a Bermejo, en Bolivia. Marta estaba preocupada por llegar, ya que su vuelo de regreso a Barcelona era desde Santa Cruz en una semana.
El viaje en ese remis fue lleno de tensión, ya que al parecer el conductor había trasnochado
y hacía parpadeos lentos... se quedaba dormido por microsegundos mientras manejaba. En algunos momentos tuvimos que gritarle para que no se fuera a la banquina. Qué estrés!
Una vez en Salta, conseguimos un remis hacia Orán. Queríamos llegar a la frontera de día.
Salimos pasado el mediodía de Salta y llegamos casi a las cinco de la tarde, un poquito antes de que cierren la frontera.
El viaje a Orán fue entretenido. Uno de nuestros compañeros de Viaje, Alberto, trabaja en una de las comunidades kolla de Salta. Nos contó sobre su trabajo en la comunidad y las carencias que sufren. Nos invito a conocer cuando querramos y es una linda puerta que quedó abierta.
Cruzando a Bolivia

En la frontera tuve sensación de peligro. Allí cambiamos dinero y lo más rápido posible fuimos hacia Tarija.
Los taxistas ofrecían con mucha insistencia su servicio y los valores variaban de uno a otro. Tomamos el que nos ofreció mejor precio.
En Bermejo hay invasión de mosquitos y fuimos víctimas de una ametralladora de picaduras.
El camino de Bermejo a Tarija es bellísimo! Lleno de vegetación, un clima tropical combinado con montañas. En la mitad del recorrido pinchamos una rueda y Marta y yo no podíamos creer que nos siguieran sucediendo cosas en el camino que nos retrasaban.

El conductor batió record en velocidad de cambio de rueda!
No tardó más de diez minutos. Imcreíble.

Llegamos un poco después de las ocho de la noche. Nos encontramos con Alvaro, nuestro anfitrión, que nos llevó a su casa. Otro ángel de la guarda en el camino.
Pensamos que ya habíamos logrado evadir todas las viscicitudes, pero estábamos equivocadas. Al día siguiente se declaró paro nacional y bloqueo de todas las rutas del país en Bolivia! No lo podíamos creer.
Al final Marta se tomó un avión a Santa Cruz y yo me quedé en Tarija hasta que terminaron los bloqueos.



Con Álvaro y Marta en el aeropuerto de Tarija

Cuando con otra persona nos toca vivir situaciones difíciles y  las vamos resolviendo juntos, se genera una unión muy linda. Así fue con Marta, una amiga que me trajo el camino y a quien espero ver pronto.





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