lunes, 20 de mayo de 2013

Se arma la pandilla!

Fiambalá es un pueblo en crecimiento. Se vislumbra que en poco tiempo será un centro turístico importante.
Hay una mezcla de casas de adobe y de cemento. Lo más llamativo de la zona son las termas, las uvas y los vinos. Allí comí las pasas de uva más dulces que haya probado.
Monumento a la mujer

Por todas partes se aprecia la imagen de la Virgen María


La experiencia en Fiambalá fue muy linda y eso se debe en gran parte a las personas con quienes compartí esos días. Fui junto a Silvia y Mariana, ambas porteñas, como yo. Nos conocimos en San Pedro hostel y nos asociamos para hacer la ruta a los Seismiles.
Nos hospedamos en el futuro San Pedro Hostel de Fiambalá. El lugar estaba en obra. Nos dieron una habitación solo para nosotras, que tratamos de preservar lo más posible de la polvareda.
El primer día fuimos a las termas. El establecimiento es realmente bello, está constituido por varios piletones con agua a diferentes temperaturas. Está emplazado dentro de una quebrada. La tierra es roja y a lo largo del día va adquiriendo tonalidades que parecen la obra de un artista.
Recomiendan sumergirse primero en la pileta más fría e ir pasando progresivamente a las de mayor temperatura. Así lo hicimos. Qué delicia!
Nos quedamos hasta las 22hs. alternando aire y agua, siempre con risas y charla. Vimos el atardecer y como fueron brotando las estrellas hasta que el cielo quedó plagado.
Al día siguiente salimos tempranito hacia los seismiles. Es la ruta que va hacia el paso San Francisco, que cuenta con varios volcanes que superan los seis mil metros de altura. De ahí su nombre. Es destino de grandes escaladores que sueñan con hacer cumbre y de ciclistas que se aventuran a recorrer esa ruta que es un espectáculo a cada centímetro.
Me sorprendió tanto! El paisaje se fue transformando. Vi montañas rojas, como las de La Quebrada de las Conchas en Salta. Luego cerros de colores, como si hubieran traído a Purmamarca y lo hubieran estirado por varios kilómetros. Más adelante campos con pajonales otoñales, terreno de vicuñas. Desierto. Montañas con cerros nevados.



Mientras avanzábamos, la altura se iba sintiendo. Pudimos vivenciar el apunamiento en diferentes grados. Mariana y yo sentimos un leve mareo y por momentos dolor de cabeza.  A Sil le agarró más fuerte y tuvo que respirar oxígeno.


Nos divertimos muchísimo. Sacamos montones de fotos, tratando de capturar vicuñas, montañas, cielo, la magia del momento.



Un puesto que  encontramos en el camino. Se ven varios perdidos en las montañas.
De esta forma precaria vive el pastor.


La verdad que Mariana y Silvia son excelentes compañeras de viaje. Buceamos entre charlas profundas, risotadas, silencios cómodos y mucha atención a que todas estemos bien.

Ella es Silvia. Si de una buena foto se trata, cualquier posición vale!

Las vicuñas
Acercándonos al Inca Huasi


El Inca Huasi
Un cartel que no conocía:  vientos fuertes.

Sergio, uno de los dueños del hostel, fue un anfitrión de primera. Nos tuvo muchísima paciencia y nos cuidó. La verdad que entre los cuatro formamos una linda pandilla. Cuando nos íbamos, queríamos llevarlo con nosotras.
Sergio
De Fiambalá nos dirigimos a Belén. Sergio nos llevó al cruce de ruta que se llama Cerro Negro, donde nos despedimos, e hicimos dedo. Nos levantó un camión de carga. Luis, el conductor, a pesar de llevar el vehículo lleno, nos hizo lugar para que subamos las tres. Mariana y Silvia fueron atrás, entre los muebles de una mudanza.Yo fui adelante y me tocó ser copiloto. Luis fue muy cordial y nos dejó a la entrada de la ciudad.
La pandilla en la ruta del adobe. Silvia, yo, Sergio y Mariana.
Llegamos al hostal Freddy, donde compartimos la cena con dos motoqueros cordobeces con mucha onda, que se propusieron hacer toda la ruta 40. Algunos datos para quienes deseen viajar: Para viajar de Fiambalá a otras ciudades hay que ir a Tinogasta. Las empresas que llegan a Fiambalá desde San Fernando de Catamarca, también hacen el recorrido de regreso.

Para los que quieran viajar:
  • Para ir de Fiambalá a Antofagasta, si no se tiene vehículo, es necesario pasar por Belen. El cruce de ruta en el que nosotras paramos es parte del trayecto de los micros que van hacia allí.
  • Otra opción es hacer una ruta, que es mayormente de ripio y une ambos pueblos. Pero solo esta bueno aventurarse si el vehículo es 4x4 y si tienen una buena orientación. Dicen que es muy bella. También se puede contratar a un guía local que conozca bien el camimo, ya que en algunos tramos es solo huella.
  • Si de Fiambalá se quiere ir a la Rioja, entonces hay que dirigirse a Aimogasta y, allí, tomar el micro que se dirige a esa ciudad.
  • Sobre hospedajes en Fiambalá, no hay mucha información en Internet. Hay casas de familia que hospedan y proximamente estará el Hostel San Pedro.
  • En principio, pueden ir directamente y averiguar ahí mismo. Si quieren hospedarse en las termas, hay cabañas para cuatro personas que, en abril de 2012, están cobrando cuatrocientos pesos la cabaña. Para los amantes del turismo extremo, muy cerca hay unas dunas de arena donde se puede hacer sandword. A seguir viajando!

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