domingo, 10 de marzo de 2013

Villa Traful- Lo subjetivo en cada lugar

Apurada, quería recorrer lo que me faltaba antes de tener que tomarme el avión a Buenos Aires. Villa Traful es hermoso, me dijeron, no te lo pierdas.
Es verdad, es hermoso, pero no se compara con Epuyén. Me sentí como cuando uno compara innecesariamente una persona con otra.

Llegué y quería irme. No sé si fue la ansiedad que me estaba poseyendo o algo que percibí del lugar, pero no quería pasar la noche ahí.
El problema con el que me encontré fue que por ser temporada baja, no había el domingo micros a Villa la Angostura ni a San Martín de los Andes. Las opciones eran quedarme a dormir o volver a Bariloche en cuatro horas. Ninguna me convencía.
El paisaje es hermosísimo. Es muy tranquilo y fuera de temporada se ve poquísima gente. Me dí cuenta que no me gustaba tanto no por Villa Traful en sí, si no por cómo yo me sentía. Me dio gracia, porque ya me pasó varias veces en el viaje que lugares que a otros no le parecieron gran cosa, a mi me encantaron. Claro. La experiencia tiene que ver con muchísimos factores además del lugar mismo.

Se me ocurrió preguntar en un hostel si conocían a alguien que fuera en auto a Villa la Angostura ese día y me dijeron que sí, que el dueño iría más tarde. Le consultaron y accedió llevarme a la noche.
Tuve tiempo de almorzar con una chica de Córdoba, Andrea, que compartimos una pizza y experiencias viajeras y luego visité las cascadas.

Al volver pasé por la casa de turismo y conversé largo rato con Bety, la mujer que da la información turísitca. Me impresionó la gran confianza que pudimos cultivar en poco tiempo. Entre galletitas y manzanas me contó algunas historias de su vida y me ofreció que le cuidara su casa mientras ella se iba de vacaciones unos días. Me maravilló su confianza y generosidad. Estoy aprendiendo mucho sobre eso en este viaje.
Luego viajé en auto con Mauricio hacia Villa la Angostura. No había luna ni luces. Por momentos el auto parecía una nave espacial flotando en un cielo repleto de estrellas. Él es oceanógrafo e hizo cuatro expediciones a la Antartida. Tuvimos una charla muy interesante con matices de ciencia, educación, sensibilidad por la naturaleza. Una conversación que disfruté minuto a minuto, super jugosa.
Ahora, que pasaron varios días desde mi estancia allí, sé que es un lugar al que volvería. Tiene lugares a los que se accede luego de varias horas de caminata o sólo a través de transporte lacustre y quiero conocerlos!

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