sábado, 2 de marzo de 2013

Descubriendo El Bolsón

El Bolsón tiene muchos mundos sucediendo en simultáneo. Voy a hablar del que conocí. A través de couchsurfing conseguí hospedaje en la casa de Marcelo.

Marcelo
Él es ex sociólogo (así se define) y actualmente da clases en una escuela secundaria de la zona. Me abrió las puertas de su casa y me hizo sentir en mi casa. Además de hospedarme, me acompañó a conocer Wharton, que es desde donde se inician varias caminatas y al Lago Puelo, desde donde podíamos apreciar la ducha que se daban los cerros mientras en la playa todavía había rastros de sol.

Hemos tenido conversaciones profundas. Comencé a conocer un poco sobre el anarquismo y me resultó muy interesante. Luego me mostró el libro Argumentos para la sociedad del ocio, que me pareció genial.


Es una compilación de textos de autores reconocidos de todos los tiempos donde se plantea que tener tiempo de ocio permite un mayor desarrollo de la conciencia y que en sus inicios el trabajo surgió como un modo de tortura. Es mas, para los griegos, trabajar era señal de deshonra. Leí apenas los primeros capítulos, pero alcanzaron para repensar el lugar protagónico que se le da a esta actividad en la vida... O al menos el lugar que yo le dí, otorgándole prioridad durante tanto tiempo. Empieza con esta cita:


Si alguien consigue un ejemplar, no dude en adquirirlo!

Visité la cascada escondida e hice varias caminatas, conociendo algunos barrios. Les comparto algunas de las imágenes que fui captando. Ojalá tuviera cómo compartirles también los aromas, temperaturas, texturas y   sonidos.
Cascada escondida

Caminando por los barrios


Arco Iris
Lago Puelo

Árboles centenarios

Tesoros en el bosque

Espejos

Qué ganas de abrazar a cada árbol!
Al recibir la hospitalidad de Marcelo me pregunté si yo soy capaz de recibir en mi casa a alguien que no conozco. Me doy cuenta cuánto temor nos inyectan los medios de comunicación,  ya que en lo que va de mi viaje he conocido personas hermosas, con las que tranquilamente compartiría momentos y les haría un lugar en casa, si tuviera casa y si lo necesitaran... pero reconozco en mi ese temor subyacente adquirido en la ciudad que poco a poco se va diluyendo.

Llegué un viernes y el sábado empezó a llover sin parar. Los planes de subir a los refugios se fueron posponiendo hasta que finalmente decidí irme a Esquel hasta que pare la lluvia.

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