martes, 25 de diciembre de 2012

Qué me saluden!

En octubre de este año tuve el honor de conocer Amaicha del Valle, un pueblo cuyos pobladores son, en su mayoría, descendientes de aborígenes. Es un lugar que tiene un micro clima especial, donde todos los días hay sol y si llueve no es motivo para que no se asome, aunque sea un rato.
Iba a quedarme un día y estuve toda una semana. Cada vez que pensaba en irme, alguna propuesta interesante surgía y me quedaba. Parecía que estaba imantada.
Al iniciar el viaje me propuse pensar qué características tenía que tener el lugar donde viviría. La primera fue observar la expresión de los pobladores: sonríen? tienen rostro sombrío? se vinculan?
En Amaicha me llamó muchísimo la atención la valoración del saludo. Todos saludan en la calle y muchas veces el mismo se transforma en una cordial conversación.
Al volver de una excursión al Remate, que son unas cascadas que están muy cerca del pueblo, con mucha satisfacción observé que se subió una mujer mayor al colectivo y con mucha energía le dijo al conductor: Cómo le va Don Esteban? Qué gusto saludarlo!
En esos días tuve varias charlas con el Cacique de la comunidad, Eduardo Nieva, quien me contó que en la primera reunión del consejo de ancianos, donde se iba a establecer un código de convivencia o un estatuto interno (no lo recuerdo bien), comenzaron a deliberar cual sería la primera pauta de este documento. Una de las ancianas exclamó: qué me saluden! y fue aceptado por unanimidad.
 
Con Celia Segura, Pachama, coplera e integrante del
 consejo de ancianos.
la foto fue tomada luego del acto del 12 de octubre.
 
 





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