jueves, 27 de diciembre de 2012

Tafí del Valle

Foto: Pato Noriega
Tafí del Valle es un lugar muy promocionado. Recuerdo a mis padres contándonos de su viaje al Noroeste Argentino y cuánto les había gustado Tafí cuarenta años atrás...
Tafí se transformó en el lugar de fin de semana de las familias pudientes de San Miguel de Tucumán y está súper bien preparado para recibir al turismo en cuanto a los negocios y hospedajes. La oficina de información turística no tanto. Nos entregaron un mapa muy difícil de comprender en fotocopia blanco y negro mal impresa.
Digamos que si uno quiere aprovechar un poco más, tiene que moverse, conversar con los lugareños y otros turistas o utilizar el mapa que se encuentra en un cartel al atravesar un puente, donde se muestran tres senderos que pueden realizarse caminando y tienen vistas sumamente bellas.
Eco Senderos
Hay un mini museo, muy interesante y las guías son muy cordiales. Al recorrerlo uno comprende más la historia y la cultura de la zona.
Uno de los senderos es el que lleva a la cruz. Es cortito, se hace en menos de una hora y al llegar se tiene una vista panorámica de todo el valle.



En Tafí me quedé en un hostel llamado Los palenques. Gonzalo, el dueño, es muy cordial. Los colchones son muy viejos, los baños no tenían agua caliente, pero la buena onda superaba los inconvenientes.
Sala de convivencia de Los Palenques

En el hostel nos conocimos con Pato, Cata y Manu con los que hicimos una visita al observatorio astronómico Ampimpa y luego Amaicha. Estaba tan nublado, que no se veía nada del paisaje. Incluso se distinguía muy poquitos metros de ruta delante del auto. Gonzalo manejaba como si nada, pero nosotros estábamos bastantes preocupados.
Como si hubiéramos pasado del sótano al jardín, al llegar a Ampimpa las nubes desaparecieron por completo. El cielo celeste, limpio, el sol radiante, calor.



En el auto con Pato, Gonza, Cata y Manu
Foto: Pato Noriega



Foto: Cristhian Balegno


El observatorio es muy interesante. Se hacen avistajes nocturnos de las estrellas y los planetas y cuenta con cabañas donde hospedarse para poder relizar las observaciones a la medianoche y por la madrugada. Por la noche, no es necesario contar con un telescopio para descubrir allí un cielo increíble. La atención es amable. Es una parada más que recomendable para los amantes de la naturaleza, la Tierra y la Vía Láctea.
Creo que al llegar a Amaicha Cupido me lanzó una flecha y quedé enamorada del pueblo. Decidí quedarme y tratar de detectar qué fue lo que le dijo a las células de mi cuerpo "quedate acá".


En Amaicha del Valle, al lado de la escultura de la Pachamama


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