jueves, 26 de septiembre de 2013

Trujillo, una ciudad llena de gente chévere!

Luego de visitar Caral, por la tarde me dirigí a Pativilca, a tomar algún bus que me lleve a Trujillo.
Subí al coche con miedo. Había sentido peligro en Huacho y en Barranca y me habían advertido que Trujillo era una de las ciudades más peligrosas de Perú. Por un momento dudé si no sería mejor ir directo a Máncora. Pero después me tranquilicé pensando que a lo mejor era como Buenos Aires, con sus zonas peligrosas y sus partes tranquilas.
Pasada la mitad del viaje y luego de estudiarlo un poco, le pregunté a un joven que estaba sentado en el asiento de enfrente si era de Trujillo, para que me oriente, ya que iba a llegar cerca de la medianoche. Enseguida me sonrió y gran parte del miedo que me acompañaba, se derrumbó. Comenzamos a charlar. Me dijo que me quedara tranquila, que no era tan peligroso como la fama que le habían hecho. Muy gentilmente me ofreció hospedarme en su casa, en la que vive con su abuelita, su madre y su hermana menor. Dudé varias horas si aceptar o no. Pero siendo la hora que llegaba, sentí que era lo más seguro. A la mañana siguiente vería qué hacer. Cuando llegamos a Trujillo estaba Aldo, su mejor amigo, esperándolo con el auto y nos llevó hasta la casa. En el trayecto fuimos conversando, intercalando chistes y vislumbrando la buena onda de esta gente.
Su madre es pastora cristiana y tiene una iglesia funcionando en el primer piso de su casa. Ella me contó de varios milagros de sanación que protagonizó y de otras personas que van a la iglesia. Me resulta interesante cómo en este viaje se me presentan personas vinculadas a la sanación. Lo bello es que cada una lo aborda desde un canal diferente. En este caso, desde la fe.
Con David he compartido muchos momentos. Es una persona realmente divertida y el tiempo juntos fue bien chévere. Visitamos las ruinas de Chan Chan, fuimos a bailar con él y Aldo, salimos varias veces por al ciudad, visitamos Huanchaco, una playa que queda a veinte minutos de Trujillo.

Con Miguel y David en el muelle de Huanchaco

Una tortilla muy simpática
En Chan Chan, la ciudad de barro más grande del mudo
Paredes con arte

Un almuerzo con Aldo y David
Run!

Luego de cinco días de hospedarme en su casa, decidí ir a Huanchaco, que me había encantado. Disfruté de caminar descalza sobre la arena, sentir el agua del mar en mis pies, el viento remolinando mi cabello, atardeceres.


Las típicas embarcaciones de totora

Luego volví a Trujillo. Me hospedé, a través de couchsurfing, en un departamento de un señor que recibía extranjeros todo el tiempo. Su nombre es Fernando y es profesor de inglés y colecciona Huacas (piezas arqueológicas). Al estar ahí volví a sentir el peligro y con él la necesidad de irme. No por Fernando, si no por donde estaba ubicada la casa.
Antes de abandonar la ciudad, decidí conocer el centro. Es muy bello. Tiene una arquitectura colonial que por suerte la han preservado.






Ya retornando de ese paseo fui a tomar el bus de regreso. La parada era en la Universidad de Trujillo, donde está el mural de mayólicas más grande del mundo. Lo había visto de pasada en otras oportunidades y aproveché para fotografiarlo.




El mural tiene 1km de largo por un lado y medio kilómetro del otro. Caminando descubrí que estaban los artistas trabajando y me acerqué a conversar. Una de ellas es Sofía. Me contó La historia del mural. Están trabajando en él desde hace veinte años.

Sofía trabajando
Yo también participé!

Hablamos bastante. Un tema derivó en otro y navegamos por nuestras historias de vida, el avistaje de OVNIS, diversas formas de sanación, prácticas espirituales que ella había explorado, etc. Casualmente vivía a cinco cuadras del departamento donde yo estaba. Volvimos caminando juntas. Me invitó a conocer su casa, su familia y no me dejó irme sin tomar la merienda. También me ofreció hospedarme. Me dijo que tenía un cuarto libre y que podría ocuparlo. Al día siguiente fui. La gente de Trujillo es muy amable y solidaria. Toño, quien me prestó su casa en Cafayate, también es oriundo de aquí.
La familia de Sofía es de artistas. Han sido super generosos conmigo y me sentí bienvenida todo el tiempo. Sofía me abrió las puertas de su corazón y su casa. Fue plena confianza desde el primer momento.
En esos días visité la Huaca de la Luna, un sitio arqueológico super interesante sobre la cultura Moche. Después supe que tanto Sofía como su pareja trabajaron en la restauración de los murales de Chan chan y de la Huaca de la luna.



Si bien estaba muy cómoda ahí, registré que nuevamente me pasaba que no tenía ganas de salir a la calle. Otra vez me apabullaba la ciudad. Por ese motivo decidí seguir viaje.
Fui a Chiclayo, que no me gustó para nada. Me quedé solo una noche y visité el museo de las Tumbas reales, de Lambayeque, donde se encontró al Señor de Sipán. Creo que es uno de los mejores museos de Perú. Aprendí mucho sobre la cultura Moche. Parte del hallazgo es una enorme cantidad de piezas de oro y plata.

Museo Tumbas reales

La deidad hombre-cangrejo

Una de las orejeras

Luego de visitar el museo decidí escuchar la sensación de que era mejor irme y me fui a Piura. Ahí decidiría si me quedaba en esa ciudad o seguía a Máncora. Viajé con una empresa que te hacía despachar el equipaje en un lugar, antes de abordar el bus. Cuando lo entregué, noté al empleado medio distraído y me quedé hasta constatar que le pusiera el ticket y colocara la mochila para que la suban al micro.
Cuando llegué a Piura, fui a buscar mi equipaje y ¡oh, sorpresa! no estaba. El encargado me dijo que la mochila estaba viniendo en otro bus, pero que llegaría a la noche. Eso me significaba tener que dormir en Piura, cuando ya había decidido seguir a Máncora. Me dijeron que vaya tranquila a Máncora, que la empresa se hacía cargo de hacérmela llegar ahí.
No sabía qué hacer. Decidí confiar en que cumplirían y seguí viaje sin equipaje.
Llevo en mi corazón a mis amigos trujillanos David, Aldo, Sofia y su familia. Ojalá vuelva a encontrarlos pronto!

Para quienes quieran viajar:
  • Si desean visitar Trujillo, recomiendo hospedarse en Huanchaco, que está a media hora de viaje, es tranquilo y tiene gran cantidad de hospedajes con todo tipo de precios.
  • En Chiclayo recomiendo el hostel San Lucas, en la calle Aguirre 412. Es el más económico, limpio y lindo. Tiene Wi Fi.
  • El museo de las Tumbas Reales, en Lambayeque, es imperdible. Si tienen credencial de estudiante o de docente, tienen descuento en la entrada.


1 comentario:

  1. jajaja ¡en el hospedaje San Lucas de Chiclayo! ¿te atendió una señora llamada Irma? Mi novia y yo tuvimos una mala experiencia ahí. Saludos :)

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