domingo, 29 de septiembre de 2013

Sobre cómo me asaltaron en Máncora

Extraído de mi diario.
6-9-13
Estoy en Máncora. Encontré un hostel que me gustó. Me habían advertido mucho sobre la delincuencia y la violencia en este pueblo. Yo lo siento más tranquilo que Trujillo, Chiclayo y Barranca.
Mi mochila llegó ayer sana y salva. Me dí cuenta que mi mochila es como mi casa. En ella tengo muchas... bueno, algunas cosas que quiero y otras que son útiles en el viaje. También me di cuenta que podía prescindir de ellas y seguir. Ahora siento la necesidad de alivianarlas.
Ayer conocí a Luis, un chico de 27 años. Es un hombre sensible, simple. Él es de Ayacucho, de origen quéchua. Trabaja en la feria, vendiendo tejidos de la sierra. Me contó que vivió dos años en Lima, con una familia budista que le enseñó muchas cosas. Todo el tiempo remarcaba que le gustaba conocer a las personas para aprender. Me contó que como los niños de su pueblo no conocen el mar y la mayoría nunca va a saber cómo es, una vez les llevó una botella con agua de mar, para que la prueben. Que le gusta levantarse bien temprano e irse a domir bien tarde, para vivir más. Charlamos un montón y fue una linda compañía.
Ahora estoy frente al mar. El sol empieza a quemar. Creo que se viene un chapuzón!

8-9-13
Al final no me di ningún chapuzón. Cerca de la orilla hay tanto viento, que el frío me acobardó.
Ayer fuimos con Luis al faro, a ver el atardecer. Me sorprendió que quiso besarme. Yo no quise. No le había dado ninguna señal de onda. Hablamos y me contó que le cuesta mucho acercarse a las mujeres, que no sabe cómo hacer. Me generó ternura. Parecía un niño en cuerpo de grande. Le aclaré que yo no tenía ninguna otra intensión que la de ser amigos.
Hoy a la mañana me levanté y me senté a desayunar en el patio del hostel. Al ratito vino una pareja hermosa: Ana (ecuatoriana) y Daniel (alemán). Me quedé charlando con ellos toda la mañana.
Al medio día desocupé la habitación y me fui a almorzar al mercado. Ahí me invitó a sentarme a la mesa Esteban, un argentino.
Me contó que estaba en Máncora hacía un mes y medio y que trabajaba en un hotel, haciendo guardia de noche. Pasaba toda la noche despierto. Le pagaban 5 soles por día. Nada. Por lo menos le daban hospedaje, pero eso le jugaba en contra porque le pedían cosas fuera de su horario. Estaba siendo explotado, pero él accedía porque estaba sin un cobre. En todo Perú hay mucha explotación.
Después fui a saludarlo a Luis, para despedirme. Pensé que era un lindo gesto después del episodio del faro. Pero antes pasé por el cajero, saqué dinero para pagar el pasaje a Cuenca, Ecuador, pagar el hostel y tener algo encima para el cruce de frontera.
Luis me propuso caminar por la playa y acepté. Caminamos mucho. En un momento me preguntó qué llevaba en la mochila. Me pareció raro. Pero cómo Luis tiene en su modo de hablar una onda que me recordaba a Forrest Gump, en el sentido de que parece ingenuo por demás, no le di importancia. Le dije que tenía la cámara de fotos y las cosas que necesitaba para el día. No le dije que también tenía la tablet, el celu y otras cosas. Las llevaba conmigo porque al entregar el cuarto del hospedaje, mi mochila quedaba en el patio, sin ningún tipo de protección. Creí que lo más seguro era llevar los objetos de valor conmigo.
Luego pasamos un lugar donde había un guardia que nos hizo una seña que no vi. Luis le respondió con otra seña, indicándole que ya volvíamos. Yo le dije que prefería no seguir. Él me respondió que me quedara tranquila, que él conoce, que el guardia le dice eso a los turistas, pero que no pasa nada. Avanzamos más y, al no ver gente, empecé a intranquilizarme. Le dije que volvamos. Se mostró medio triste por mi decisión, pero no hizo problema. Yo no quería estar a solas con él. Sólo fui a despedirme, caminar un poco por la playa es lindo, pero no tenía intenciones de generar nada más.
Dimos la vuelta y a los pocos metros vimos que venían hacia nosotros dos hombres que habían tapado sus cabezas con sus remeras. Luis exclamó: Uy, no! Vienen a robarnos! qué hacemos?
De un lado teníamos el mar. Más adelante sólo había desierto. Al otro costado, una lagunita. Bueno, pensé, no hay mucho por hacer. Antes que generar una escena violenta o de persecusión, mejor les doy mis cosas. Además, no sé si Luis está aliado con ellos o no.
Cuando estaban a pocos pasos uno saca un cuchillo enorme. Dice: quédense tranquilos y dénme todo. Metieron sus manos en los bolsillos de mi short y me sacaron toda la plata. Me robaron 80 soles y la mochila entera. Por suerte me dejaron los documentos y las tarjetas de crédito. A Luis le quitaron su celular y 15 soles. Era todo lo que llevaba.
Luego se fueron corriendo. Le dije que quería hacer la denuncia. Trató de disuadirme alegando que los policías están arreglados con los delincuentes. Me mantuve firme. Mientras caminábamos pensaba: ¿por qué Luis me expuso a tanto peligro?, ¿se había puesto de acuerdo con ellos?
9-9-13
El comisario lo hizo salir del despacho a Luis y me preguntó de dónde lo conocía, desde cuándo y si confiaba en él. Para el oficial, él era sospechoso. La verdad es que las circunstancias lo hicieron quedar así. Fue una situación tensa e incómoda. Luis no tenía su DNI y el policía le ordenó que lo trajera. Fue llamativo que Luis se resistiera, pero luego fue a buscarlo a su hotel.
Al regresar, me pidió disculpas. Yo no quería inculparlo. Creo que sucedió por ser demasiado ingenuos los dos.
Ahora estoy pensando, tratando de descifrar la enseñanza de la vida con los dos episodios en tan corto tiempo con mis mochilas.
En ambos casos sentí que podía seguir viaje. Hoy pensaba que hubo cosas que pensé en regalar y no lo hice. Al final, con el robo, perdí los objetos y la oportunidad de darlos como gesto de cariño.
Por la noche salía el bus a Cuenca. Ana y Daniel me regalaron una porción de torta para el viaje,  para que no te lleves como última impresión de Máncora el robo y veas que también hay cosas buenas.
Obviamente esta nota no tiene fotos porque me robaron la cámara. Para los que quieran conocer un poco de Máncora, les recomiendo ver la película que lleva el mismo nombre. Pueden verla desde aquí:



Demás esta decir que desde que sucedió el robo, en mi cabeza hubo una ametralladora de "si hubiera...", "tendria que haber...". Pero la realidad es lo que sucedió. Seguramente al leer el relato también hayan surgido en sus cabezas esos "hubieras", entonces les propongo transformalo en un proceso creativo y escribir en la sección de comentarios un relato imaginario cambiando el final, desde que ven venir a los ladrones. Se animan?

Para los que quieran viajar:
  • Cuidado en la playa! No pasen más allá de donde está el guardia de seguridad y no es recomendable ir a la playa de noche.
  • Recomiendo el hostel Casa turquesa. Lo atiende una señora mayor que es muy cálida y el precio es razonable (15 soles). Tiene internet, pero no tiene agua caliente. Otra opción es Balsa y Totora, tiene internet, agua caliente y es más caro (20 soles).
  • Mujeres: tengan cuidado, los surfers buscan enamorar turistas para que los mantengan, les paguen y compren cosas. Vi y me contaron infinidad de casos.
  • Para cruzar la frontera a Ecuador, recomiendo que sea en un micro directo a otra ciudad. La frontera de Tumbes también el peligrosa. Conocí a una chica australiana que le robaron en el taxi el propio taxista y un hombre más que se subió.

10 comentarios:

  1. Hola muy bonito tu relato,soy mexicano,con no mucha experienza mochilera,pero si con algunas experienzas,yo vivi mas o menos como un año en lima peru,y te puedo decir que nunca vi robos o violencia ,y si que una ciudad tan enorme como lima puede haver eso y mucho mas,pero como dice el refran,cuando te toca te toca,y cuando no te toca aunq te pongas,y bueno te voy a contar mi mala experienza que tuve en peru,y no fue precisamente en lima,si no en mi viaje a machupichu,de regreso recorri todo el sur de peru hasta llegar a el lago titicaca,llegando ahi segui hasta la frontera con chile y tuve la mala suerte de que no me dejaron entrar,asi que me tuve que regresar con rumbo ala frontera con bolivia,con el fin de llegar lo mas lejos posible y ver si podria llegar a el brasil,era el objetivo,pero al llegar ala frontera con bolivia,y al querer pasar me interceptaron los mismos oficiales de inmigracion,diciendome que yo me estava haciendo pasar por peruano,y que si no les decia la verdad me meterian ala carcel y ya estando ahi seria muy dificil q saliera,y la verdad me espantaron y no sabia que hacer,ps me llevaron a un lugar y me encerraron,y venian y a cada rato,me decian q dijera la verdad q era peruano y yo siempre les dije soy mexicano,hasta q llego un jefe de ellos y me dijo me amenazo,me dijo que mejor dijera q era peruano que si no me hiba a ir muy mal y que ya no tardaba en llegar el jefe jefe de todos y que el si no hiba a tener compacion y me hiba a ir muy mal,asi que tuve q acceder y decirles q si,y tener q soltar plata para que me dejaran salir,asi que me quede sin plata y con la rabia de no poder hacer nada y con los animos por los suelos y con la unica ganas de mejor regresar y asi fue,no tuve mas remedio q regresar y sin plata,y grabiela lo que te puedo decir a mi manera de ver,esque asi es el peru,un pais pobre donde no hay ley,y todo mundo tiene que robar para poder subsistir,pero esas malas experienzas no quitan de haverme llevado una buena impresion de lo bello que es peru,y que en un dia no muy lejano volvere,porque estoy enamorado de sudamerica un beso enorme gaby.

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    1. Lamento mucho lo que te pasó José. No sé por qué no me llegaron las notificaciones de los comentarios. Recién ahora veo tu relato. Creo que podés denunciar ese trato en la embajada de México.
      Peru es un país hermoso y he conocido personas super hospitalarias.
      Lamentablemente también suceden estas cosas. Tal vez puedas buscar orientacion legal por si llegara a sucederte otra vez.
      Mucha luz para tu camino y que sigas conociendo bellos lugares y bellas gentes!

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  2. He pasado por Mancora, es peligroso para los turistas que se alejan del pueblo, más aún una mujer sola. El alejarse con un desconocido es dar motivo en cualquier parte del mundo.
    Se debe tener más precaución .
    Lamentable, para una mujer sola.Mala experiencia.
    Saludos desde E cuador

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    1. Gracias por tus consejos. Fue la única experiencia de este tipo que tuve en el viaje. Siempre hay que tener cuidado.
      Muchas gracias!

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  3. (entonces ).... en ese tramo que quedaba entre ellos y nosotros traté de buscar una salida y cuando mire hacia ellos ... vi como caían "accidentalmente" sobre el cuchillo ...3 o 4 veces c/u . :P jiijiji

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  4. Siento vergüenza y preocupación por lo que últimamente sucede en mi país, el Perú, la delincuencia crece cada día. Yo estuve en Tumbes con mi novia el 2010 y todo el tiempo, la gente del lugar nos decía, ¡tengan cuidado! andábamos con miedo. El próximo año quiero salir a mochilear pero se me quitan las ganas por lo que veo en la noticias. ¿Ecuador es más seguro?

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    1. Yo solo senti peligro en la zona costera de Peru. En el valle sagrado me senti tranquila. Cuando viajé Ecuador era muy tranquilo.

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  5. A mi tambien me robaron en mancora, fue quiza por imprudencia, y fue horrible, iba con mi pareja regresando de punta sal.... y cometimos el error de salir dos cuadras de la calle principal, en lo que dos repudiables ladrones nos amenazaron con una pistola, y solo nos pidieron todo, afortunadamente en mi caso al revisar mis bolsillos tambien me dejaron mi dni y tarjetas, por lo que pudimos solventarnos ambos, en lo personal fuera de esta mala experiencia , el mar de mancora tampoco es tan maravilloso, salvo que practiquen surf, hay buenas olas, por otro lado siempre es bueno conocer punta sal y pocitas , a solo minutos , solo gastaran 5.oo soles mas y encontraran ambas playas que son muy hermosas, Aun asi pienso volver, a disfrutar de sus playas, pero ya tomando las precauciones que se deben

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    1. Gracias por compartir tu experiencia. La mento mucho que hayas tenido que pasar por ese robo. Y gracias por las recomendaciones!

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